Dependencia afectiva



Los que sufren de adicción afectiva y apego disminuyen sus defensas al mínimo y dejan entrar a cualquiera.

La posesión afectiva, en cualquiera de sus formas y bajo cualquier excusa, es deshumanizante.

Sin autonomía no hay amor, solo adicción complaciente.

La conducta de apego, pese a su indudable importancia para la supervivencia, no parece ser el mejor exponente de un amor desinteresado.

Cuando el estilo de sumisión es llevado a la vida afectiva, las consecuencias no suelen ser prosperas. Al principio, la subordinación produce placer en el receptor, pero con el tiempo la persona sumisa produce fastidio y rechazo.

La adicción afectiva es el peor de los vicios.

La dependencia es la pero enemiga del amor.

(Walter Riso).



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