Julio 30... Acepta la impotencia


Desde que era niña, he tenido una relación antagónica con una importante parte emocional de mí misma: mis sentimientos.
Constantemente he tratado, ya sea de ignorar, reprimir o forzar mis sentimientos a que se alejen. He tratado de crear sentimientos no naturales o de forzar a que se alejen sentimientos que estaban presentes.
He negado que estaba enojada, cuando de hecho estaba furiosa. Me he dicho a mí misma que algo estaba mal conmigo por sentirme enojada, cuando la ira era la respuesta razonable y lógica para la situación.
Me he dicho a mí misma que las cosas no me dolían, cuando me dolían muchísimo. Me he contado a mí misma historias tales como “esa persona no tenía la intención de lastimarme”… “el o ella no saben actuar de otra manera”…”necesito ser más comprensiva”. El problema era que yo ya había sido demasiado comprensiva con la otra persona y no tan comprensiva y compasiva conmigo misma.
Y no nada mas he estado en guerra con los sentimientos grandes; he luchado contra todo el aspecto emocional de mí misma. He tratado de usar energía espiritual, energía mental e incluso el agotamiento físico para no sentir lo que necesitaba sentir para estar sana y viva.
No tuve éxito en mis intentos por controlar emociones. El control emocional ha sido una conducta de supervivencia para mi. Puedo darle gracias a esa conducta por ayudarme a atravesar muchos años y situaciones en que no tenia opciones mejores. Pero he aprendido una conducta mas sana: aceptar mis sentimientos.
Estamos hechos para sentir. Parte de nuestras disfunción es tratar de negar eso o de cambiarlo. Parte de nuestra recuperación significa aprender a dejarnos ir con la corriente de lo que estamos sintiendo y con lo que nuestros sentimientos están tratando de decirnos.
Somos responsables de nuestras conductas , pero no tenemos que controlar nuestros sentimientos. Podemos dejar que se den. Podemos aprender a abrazar, a disfrutar y a experimentar –sentir- nuestra parte emocional.

“Hoy dejaré de tratar de forzar y controlar mis emociones. En vez de ello, le daré poder y libertad a mi parte emocional”.

(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).

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